Por Federico Henríquez y Grateraux

Hace algunos meses me referí en mi programa de televisión a la condición sexuado de la vida humana. Esto es, los seres humanos están instalados en un cuerpo y ese cuerpo es de varón o es de mujer. La condición sexuada de la vida humana tiñe todas las actividades que realizan el hombre y la mujer.

No se trata de nada sexual, de nada genital; lo que digo no se refiere a la actividad sexual de la pareja humana. Julián Marías, el filósofo español , ha escrito un titulado “Antropología metafísica”. Ese libro , traducido ya al inglés, contiene algunos apartados en los cuales se expresa que la razón puede ser femenina o masculina. La razón misma tiene un carácter sexuado.

Cuando el hombre y la mujer se asoman a una ventana ven en rigor dos paisajes diferentes, aunque miren hacia el mismo lugar. La mujer organiza jerárquicamente las flores, las plantas, los animales, los sembrados, en una forma radicalmente distinta de cómo los organiza el varón. No se trata de que la inteligencia del varón sea superior a la de la mujer. La mujer puede ser inteligentísima , pero aplica su inteligencia a zonas distintas de la realidad que aquellas donde la aplica el hombre .

Jamás ha habido una mujer que gran matemática , como Vieta, Fermat, o Newton. La belleza de los teoremas emociona de modo distinto al hombre y a la mujer. El hecho de que dos y dos sean cuatro, tanto para hombres como para las mujeres, no debe desorientarnos con respecto a la condición sexuadas de la inteligencia.

Lo macho y lo hembra son asuntos biológicos. Lo masculino y lo femenino son cuestiones históricas. La idea que el hombre tiene de la feminidad es una construcción histórica . y lo mismo pasa con la idea que la mujer tiene de la masculinidad. La masculino y lo femenino son realidades bipolares que se definen recíprocamente. Cuando se oscurece esa relación opuesta empieza a andar mal la sexualidad y la psique.

Para el hombre, la mujer fue, en épocas primitivas, algo que se cazaba, que se conquistaba; había algo venatorio en eso de atrapar a una mujer. Más tarde, después que la mujer inventó la cortesía , la mujer ha sido premio al valoro la buena conducta del pretendiente varón.

También en la idea de la mujer colabora la imagen de la maternidad divina, de la Virgen María, sobre todo en la cultura occidental. Cuando usted cede el asiento a una mujer o le abre la puerta de un automóvil, toda esa tradición esta presente y operante. Si un hombre de hoy, habitante de una ciudad, inmerso en a cultura moderna, llegara a la selva y conociera aun a mujer primitiva, sufriría un enorme encontronazo.

Le haría falta el encaje, el perfume, el lazo de la ropa interior y muchísimos otros detalles que se relacionan directamente con la construcción histórica de la feminidad.

La cultura ha sido masculina porque ha sido una cultura fundada en la guerra. Una mujer en estado de preñez o en la época de la menstruación resulta una endeble criatura una cultura fundad en la guerra. Hoy en día , en una cultura post-industrial, el feminismo puede desarrollarse y obtener una gran cantidad de conquistas. Puede así alcanzar la mujer un status que le ha sido negado durante siglos de monopolio de la masculinidad.

Yo estoy a favor de todas las leyes que reconozcan la igualdad de la mujer. Igualdad de oportunidades, igualdad de educación, igualdad jurídica o económica. Pero a veces el feminismo se limita a proponer una mera erupción en los campos tradicionalmente reservados al varón, para que mujer adopte la cultura masculina. Y seria mucho más rico , mucho más hermoso y mucho más revolucionario, que la mujer desarrollara sus propias capacidades femeninas.

La mujer fue la primera colectora, la primera ceramista; la mujer inventó la cortesía ; y su inteligencia es , en ciertas áreas, muy superior a la del varón.

Yo he visto que Simone de Beauvoir ha escrito que “sus ovarios la alienan”, o sea que la ajenan, que no la dejan ser ella. Que la realidad anatómica de sus ovarios impidan a esta señora sentirse ser ella misma, me parece una exageración de su “feminismo”. Yo creo que una mujer moderna puede ser feminista, productiva, inteligente, trabajar en pro de la abolición de la discriminación contra la mujer , y , al mismo tiempo sentirse satisfecha de su propio cuerpo.

Me parece que la lucha de las feministas debe tomar en cuenta las diferencias psicológicas , históricas y anatómicas que, felizmente, existen entre el hombre y la mujer, algunas de las cuales no pueden olvidarse sin grave daño de la persona.

-Este ensayo se encuentra junto a otros en el libro “La Feria de las Ideas” , del escritor ; Federico Henriquez Grateraux. Su primera edición fue Febrero de 1984 y va por su quinta edición-