Por Venecia Joaquín

Los seres humanos tenemos cuerpo y alma. Nacemos con la potencialidad de desarrollar el bien o el mal. Llegamos equipados para hacerlo. La diferencia entre una persona u otra está en el abono que decida utilizar, en la semilla que busca en su interior para sembrar. En el hogar se reciben las primeras directrices. Hay abono para el bien y hay abono para el mal.

Si decides abonar el alma de antivalores: odio, rencor, envidia, ambición, arrogancia, demagogia, apego a lo material, es optar por envenenarla y enseñar a los hijos como hacerlo, por tanto, la cosecha será intranquilidad, inseguridad, esclavitud.

Por lo contrario, si decides abonarla con amor, perdón, comprensión, caridad, humildad, ¡ayudando los demás!, te siente libre, todo fluye con facilidad, capta con rapidez la miseria interior de los demás y la vida es más llevadera, serena, feliz.

El abono del bien es un arma poderosísima. Proporciona una increíble libertad, seguridad, tranquilidad y agudeza. Tiene el mágico encanto, de descubrir con facilidad los vacíos y complejos de quienes exhiben sin piedad, lujos y riquezas ante la miseria del prójimo y peor aun, inyectando esos valores en sus hijos, sepultando la verdadera felicidad.

El abono del bien recuerda la doctrina cristiana “ama al prójimo como a ti mismo” y al Apóstol San Pablo, Corintios 13, cuando dice, “si no tengo caridad, nada soy” “la caridad es benigna, no tiene envidia, no se jacta, no envanece” “no busca lo suyo” “no se irrita” “no se regocija en la maldad, se regocija en la verdad”

Indiscutiblemente, si cada persona se dedicara a cultivar lo hermoso de su YO interior, haríamos del mundo un bello vergel, donde reinaría alegría, amor, confraternidad. La vida fuera algo así, como un jardín lleno de flores. ¡Compartir es estupendo! Es lo mas satisfactorio, valioso y hermoso, en esta corta estadía por la vida. Lamentablemente, la ambición domina a algunos y hace que surja la maleza, dificultando la armonía.

Pido a Dios, que todos los líderes de los diferentes sectores, político, económico, social, religioso y padres de familias, siembren amor y justicia social, desde sus altas posiciones. Ante tantas necesidades básicas insatisfechas en el pueblo, duele que exhiban un derroche de bienes materiales que otros necesitan. Indiscutiblemente, todo parece indicar que esa muralla material que levantan, es una forma de ocultar la ausencia del abono del bien, que son más infelices que los que carecen de cosas materiales.

En realidad, algunos llegan al poder con vacíos, acomplejados y cometen el error de refugiarse en el lujo. Necesitan ayuda. Si apoyan la corrupción, ambición, la impunidad, están sembrando veneno y debemos tratar de que cambien de rumbo..

¿Cuál es tu abono favorito? ¿El que cultiva el bien y da libertad o el que promueve el mal y esclaviza? Reflexionemos.