Por Venecia Joaquín
Viajar es algo que me fascina. Cada continente tiene sus encantos. Por razones especiales visito con relativa frecuencia, a Europa. Alemania, España y Suiza están siempre en mi agenda. Se han convertido en mi segunda patria.
Suiza es como entrar a un bello jardín. Sus verdes praderas, valles, montañas, cubiertas de plantas y flores, unido a la limpieza, orden y silencio, dan una increíble sensación de paz, de recogimiento intimo. Se acentúa con la brisa fresca de la primavera y la suave caída de la nieve, anunciando la llegada del invierno. Suiza es indiscutiblemente una nación hermosa.
En Alemania, quizás influenciada por su historia, tiendo a enderezar la postura. Invita al estricto cumplimiento de las normas y leyes, a controlar las emociones, a cuidar el comportamiento con disciplina militar. Parecería que la causa del Monumento del Holocausto, Puerta de Brandenburgo y el Muro de Berlín, la hubiera marcado para siempre. Es increíble su sobriedad, aun en medio de actividades alegres.
La dinámica de España es diferente. Los españoles son ¡muy extrovertidos! Caminar por sus calles, mercados, parques, observando el comportamiento de la gente, es relajante. Expresan abiertamente sus emociones, alegrías, enojos. El vuelo inesperado de una paloma o la travesura de un niño, la critican como si fuera una gran tragedia. Sin cuidar el lenguaje, proyectan su sentir. Los temas deportivos, políticos, sociales, los analizan con pasión ¡Adoro su estilo!
Francia es una nación de contraste. La primera vez que la visité me limité a conocer de Paris… Torre de Eiffel, Arco del Triunfo, Lido, Sena, etc. He tratado de penetrar en su esencia, visitando algunos de los pueblos. Recientemente volví a Annecy. Es una ciudad adorable, calida, turística, dinámica ¡Bellísima!
Añoro volver por el Mediterráneo Occidental, Italia, Vaticano, Túnez, por las islas griegas del Mar Egeo, a Egipto, por las islas del Caribe.
Agradezco a Dios la oportunidad de conocer de America, África, Europa, de haber hecho maestría en USA pero sobretodo, de haber nacido en un campo de RD, en el corazón de una finca en Hincha, Moca, sembrando plantas, cuidando animales, valorando la naturaleza. Los campesinos auténticos son los responsables de que no me distraiga observando el cuerpo de las naciones y busque las cosas sencillas que hablan de su alma.
Solo deseo que algún día, mi país tenga un desarrollo integral, equilibrado, humano, que disfrute de prosperidad, seguridad y paz. En esta misión, ayudaría tener pinceladas del medio ambiente bien cuidado y lo que proporciona tranquilidad en Suiza, del sistema normativo y disciplinado de Alemania y de la chispa siempre alegre, espontánea y abierta de España.