Fue realmente un viaje de una vez en la vida.
Por Francia de Pérez
Lo interesante de viajar por el mundo es que se convierte en una universidad al hacer contacto con diferentes culturas, conocer su gente y su idiosincrasia. En el caso de China Continental es muy interesante , por su milenaria cultura…
Tuvimos la oportunidad de conocer algunas ciudades de China Continental, por haberse dado la coyuntura de amistad a través del turismo, con Ellis, mi esposo y esta pareja neoyorquina Barbara y Jim Furey, quienes presidian Furey & Asociados, una empresa de publicaciones turísticas.
Ellis recibe una llamada de Jim proponiéndole que nos uniéramos a ellos y a otra pareja de amigos, en un viaje a China Continental y dada la relación de ser ambos parte del sector turístico la tarifa era mucho más cómoda. Realmente, se nos presentó una magnifica oportunidad para realizar ese interesante viaje a esa parte del mundo.
En otoño de año 1988 volamos a New York para dar inicio al famoso viaje a China.
La ruta fue: Nueva York con parada en Houston, Texas y escala en Vancouver para cargar combustible y cruzar el Pacífico, con mal tiempo anunciado para las siguientes 13 horas de vuelo, con escala en Tokio, para finalmente llegar a Seúl, Corea del Sur y tomar el Ocean Pearl que nos llevaría por el Mar Amarrillo, a un punto de China donde iniciaríamos el recorrido por tierra.
Allí, mientras esperamos para abordar, tuvimos la oportunidad de visitar Seúl, que para mí sorpresa nos encontramos con una muy moderna ciudad para la época. Fuimos a un Centro Comercial y a uno de los templos religiosos con un Buda inmenso en el centro. – Existe un templo en Gyeongju, llamado la gruta Seokguram, un sitio declarado Patrimonio de la humanidad por la Unesco.
Llegamos al puerto alrededor de las 10:00 am para abordar el crucero, un viejo barco reparado y que iniciaba de nuevo su ruta marítima como barco de cruceros.
A través del mar Amarillo llegamos a la pequeña (en ese tiempo) ciudad de Dalián, que queda al noreste de China, a la orilla del mar de Bohai.
Tuvimos un recibimiento muy emotivo, con un grupo de niños cantando y con flores en las manos, aparentemente hechas de papel, para luego ser llevados a recorrer una parte de la ciudad, llegando a una escuela de infantes. Quizá fue un mensaje de la importancia de la educación en China.
El Ocean Pearl
Fue muy divertido el inicio de este viaje, a pesar de ser un barco viejo, que de noche crujía como si se fuera a desprender en pedazo, lo cual en cierta manera me dio un poco de temor. Fuimos recibidos con cierta distinción, invitados a la cena de bienvenida junto al Capital. Una noche esplendorosa.
Disfrutamos de las diferentes áreas de entretenimiento y fuimos varias veces al bar, que junto a nuestros amigos, realmente, se convirtieron en noches un poco bohemias, disfrutando de la vida en compañía agradable.
Al principio pensé que todo el viaje sería a través del mar y que pararíamos en algunos puertos, desembarcaríamos y haríamos un tour de la ciudad durante el día y luego un night-club tour para volver de nuevo al barco. No fue así, el mayor tiempo del viaje fue terrestre.
Desde Yantai tomamos el tren para ir a Beijín y como el viaje fue a través de los campos agrícolas tuvimos la oportunidad de notar aquellas sabanas sembradas de los cultivos mas importante de la agricultura china: arroz, trigo y soya. Al mismo tiempo pudimos notar la pobreza, su subdesarrollo, en la comunidades y sus edificaciones, que se fundían con la velocidad del tren, claro, no a las velocidades de los trenes modernos de hoy en día.
Yantai,
Al igual que Dalián, al desembarcar en Yantai, nos esperaron un grupo de niños y niñas con flores y banderas; un recibimiento hermoso en las dos ciudades portuarias. En un uno de ellas tuvimos la oportunidad de visitar a una familia típica China, que pienso fue en Yantai. Conversamos con ellos y uno de los detalles que observé fue el tipo de ropa que usaban. Me lució como un uniforme, siempre con colores oscuros, no sé si pertenecían algún estamento del Estado o era una norma obligatoria.
También pudimos ver el famoso Thai Chi, una actividad muy popular realizada en China, especialmente por personas mayores. Tengo entendido que es habitual observar en los parques, por las mañanas, a miles de personas ejercitando sus movimientos lentos y fluidos como una tradición cultural del país.
Cuando llegamos a Beijín o Pekín, capital de la China Continental, lo primero que noté fue la cantidad de bicicletas y la poca cantidad de carros. Fuimos a un hotel porque íbamos estar por lo menos un par de días, -porqué quién deja de visitar la famosa Muralla China o una de ellas, estando en el lugar-, y no cualquier lugar, un país con una cultura milenaria y un Estado socialista, Unipartidista, por eso la República Popular China.
Muralla China
Llegamos a la Muralla y comenzamos a subir una escalinata con una inclinación suficientemente recta, hacia arriba, que realmente producía miedo, pero hicimos el esfuerzo y subimos. Impresionante e increíble que se construyera una pared de protección tan inmensa y peligrosa de transitar. Eran los tiempos.
Uno de los acontecimientos que marcaron la historia de China fue la matanza en 1989 de miles de personas que protestaban contra iniciativas tomadas por el régimen liderado por Den Xiaoping, matanza que tuvo lugar en la Plaza de Tiananmén, también conocida como la masacre de Tiananmén.
Allí estuvimos unos meses antes, conociendo esa plaza en Pekín, la que luego, meses más tarde, se convertiría en el escenario de uno de los acontecimientos más crueles que la humanidad pudo vivir. Perdieron la vida jóvenes estudiantes, intelectuales y obreros chinos, que consideraban al Gobierno represivo y corrupto.
Otra de las atracciones, considerada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, es la Ciudad Prohibida, que durante casi quinientos años, desde la dinastía Ming hasta final de la dinastía Qing, fue la residencia oficial de los emperadores de China y su corte, así como centro ceremonial y político del Gobierno chino. En la actualidad es una atracción turística que alberga el Museo del Palacio, por lo que era una visita que no se podía dejar de hacer.
Al conocer esa parte del mundo, en ese momento, yo no estaba tan consciente del lugar que ocupa la civilización china en la historia de la humanidad, por sus aportes a posteriores civilizaciones, por ser los primeros en cultivar arroz, por crear el papel moneda, la brújula, la pólvora, los juegos artificiales y los cohetes, y ser la primera en fabricar el papel como material para escribir.
Es lo que convierte este viaje en uno inolvidable, en una universidad, que todavía hoy día a mas de veinte años su recuerdo está vigente en mi memoria, por lo que trayéndolo a la vida de nuevo y escribiendo sobre él, nos hace revivir esa experiencia única.
Shanghái
Pero ahí no termina la historia. Nuestro viaje continuó a Shanghái, que es la ciudad China más poblada. Caminando por una de sus calles principales me creía que yo también tenía los ojos achinados por la gran cantidad de chinos alrededor de nosotros. Al igual que en Beijín, gran cantidad de gente, muchas bicicletas, los balcones de los edificios llenos de ropas colgando; me recordó nuestro subdesarrollado país.
Junto a nuestros amigos fuimos invitados por los guías del barco, Adam y Nicky, a cenar en el Peace Hotel. Fue una noche de mucho disfrute en uno de los mejores hoteles de la ciudad. Pero claro, también visitamos lugares históricos y templos religiosos, fue realmente un viaje de una vez en la vida. Para nosotros realmente así ha sido, lo que llevaremos siempre como parte de nuestra historia de vida.
Finalmente, llegamos al barco, que junto a nuestros amigos y a todos los pasajeros del Crucero, nos dirigiríamos al puerto final, Hong Kong, donde cada uno tomaría su vuelo de regreso a su hogar.
Nosotros no lo hicimos así, ya con una decisión tomada de antemano de quedarnos una semana más en Hong Kong, añadimos esa experiencia maravillosa que en otro momento escribiré sobre ella.