Entre la entre la vida y la muerte existimos. Una sonrisa hace que la vida sea más llevadera.

Por Francia de Pérez

Si develamos paso a paso etapa por etapa de nuestras vidas, o la de cualquier mortal, no habría libro que pudiese contener las páginas plasmada de aconteceres que forman ese flujo intangible y fugaz que es la vida.

Tantos acontecimientos guardados en la memoria.   Ya en los umbrales de la despedida nos cuestionamos, porqué tiene que ser así, que no hayamos pedido nacer y que lo único seguro que nos ofrece la existencia, precisamente, es la otra cara de la moneda, la no existencia, para decirlo en lenguaje más coloquial, la muerte, nacemos para morir.

Nací en el seno de una familia humilde, una joven mujer, un hombre mucho mayor. De seis hijos procreados, dentro ellos estaban yo.   No puedo profundizar en ese mundo familiar porque me desviaría del porque me levanté a las 3:45am porque no podía dormir y solo pensaba en que me tenía que preparar para despedirme. Despedirme de la vida, si, así es, despedirme de la vida, porque ya entraba años.

Había pensado que moriría a los 63 años, porque mi mamá murió a esa edad y luego que se fue, ese pensamiento me esclavizó para mantenerme en un ciclo mental dañino, porque no me dejaba tranquila y se asomaba a las rejas para siempre estar presente en mi vida. El ginecólogo era la ruta cada tres meses, y cuando me examinaba siempre estaba bien, estaba todo en mi mente. Yo le decía al Dr. Bello, ginecólogo muy conocido en esos tiempos, -cuando me muera y me hagan una autopsia entonces sabrán de que morí- y él siempre se reía. Tenía muy presente que iba a morir a la misma edad en que murió mi mamá.

 El tiempo transcurrió y ya hace muchos años de ese triste  momento en que perdí a mi mamá. ¿Qué me queda en este mundo?, el único que estoy consciente de que existe, se acorta por mi edad, por que desde que naces comienza a envejecer y a acercarte al final de tu existencia y es un fenómeno universal. Morimos porque así es la vida, morimos sin saber nada del más allá, de lo que nos espera después de dejar de respirar.  Por supuesto, si eres religiosa y crees en el más allá, en que te espera el reino de Dios, tienes siempre la esperanza de que así será y esa creencia te hará pensar que la vida no acaba en esta tierra, sino, en el cielo que muchos pensamos que existe.

Es cierto, comenzamos a contar hacia adelante, y decimos: yo me voy primero porque soy más viejo, o vieja, así que tranquila (o) el reloj biológico así lo indica, pero, ¡ay! de aquel que piense así,  porque  la despedida de la vida nos puede sorprender, y ella nuestra compañera de vida no nos va a permitir marcarle pautas, en cualquier momento, en cualquier circunstancia nos visita y nos invita a partir.

Conceptos sobre la muerte

  1. «Hay una especie de reflejo automático en eso de hablar de la muerte y mirar enseguida el reloj». -Mario Benedetti-
  2. «La muerte siempre es temprana y no perdona a ninguno».-Pedro Calderón de la Barca 
  3. «La identidad, que es la muerte, es la aspiración del intelecto, la mente busca lo muerte, pues lo vivo se le escapa».-Miguel de Unamuno «
  4. Más allá de los cincuenta años comenzamos a morirnos poco a poco en otras muertes«. -Julio Cortázar-