[Por Delta Soto]
Allí aprendimos el método del maestro ruso, Constantin Serguievich Stanislasvki, el mejor investigador de la naturaleza humana para adecuarla al teatro, (hasta prueba en contrario), y quien fue seguido después por los mejores directores, no solo de la Unión Soviética, sino por muchos de todo el mundo, incluyendo de los Estados Unidos de Norteamérica. Para poner un ejemplo Elías Kazan y su Actor Studio.
Cuando regresamos, quisimos revolucionar la escena nacional, que se encontraba sin una escuela o método determinado, solo siguiendo el formalismo español, y empezamos a montar espectáculos en base a obras de dominicanos y latinoamericanos, siendo la primera, “LOS OJOS GRISES DEL AHORCADO”, de Rafael Añez Bergés. Al principio tuvimos problemas de comunicación con los compañeros de este montaje. La mayoría solo había leído del maestro “Un Actor se Prepara”, es decir que se hizo una necesidad formar una academia teatral para dar a conocer el método y poseer una terminología y metas comunes en cada nueva puesta en escena…
A partir de ese momento dediqué mi vida al teatro casi por completo, si no hubiese sido por la necesidad de una remuneración económica mayor que nos permitiese criar y educar a la prole de cuatro hijos que tuvimos. Trabajaba de día en publicidad o producción de comerciales y documentales para radio, cine y televisión y de noche en los ensayos y montajes de obras.
Luego, vendría la pasión por la docencia teatral para niños y adolescentes, que todavía no me abandona y siempre pienso retomar. Me siento más que orgullosa de pertenecer al primer grupo de teatro independiente creado en el país, después de la dictadura de Trujillo, Nuevo Teatro, porque junto con él y los otros grupos formados, luego, con sus mismas características, supimos llevar sobre nuestros hombros, por muchos años, sin recursos ni ayuda del Estado, la responsabilidad del movimiento teatral y la creación de un público nacional.
Cuando analizo mi pasión por el teatro, especialmente por la actuación, me pregunto. ¿Por qué elegí ser actriz? Y creo que mi personalidad, siempre identificada con los problemas sociales, sentía que podía expresarse mejor. Además, la mujer (en todas partes del mundo), tiene tantas facetas y responsabilidades que cumplir y realizar, que se nos hace más fácil introducirnos en cualquier rol en una obra y por ende en la piel de un personaje, cualquiera que sea su condición social.
¿No somos las mujeres: madres, esposas, administradoras del hogar, profesionales, empleadas de servicio, consejeras, amantes y al mismo tiempo entes sociales y políticos? ¿Quién mejor que nosotras conoce y desempeña como madre los papeles de médica, consejera, conductora, instructora social, chaperona, y hasta un poquito “Celestinas”? Casi siempre andamos en un patín, por no decir volando, aunque no seamos brujas, para rendir el tiempo con tantas tareas múltiples y conjuntas.
El papel de esposa, es también bastante complicado. No es simplemente la compañera, sino sirvienta, ama de casa útil, ducha y experta en todos las tareas caseras y debemos ser las mejores amantes, para no tener competencia… ¡Suerte que a esta fecha las condiciones para nosotras, las mujeres han cambiado notablemente y ya no estamos tan esclavizadas a la voluntad del compañero! Aunque creo seguimos asumiendo el doble rol de: amas de casa y profesionales.
Como administradoras del hogar. ¡Tamaño problema que no cambia con el paso de los años, por el contrario se agudiza! Rendir los pesos para cubrir todas las necesidades del hogar durante todo el mes… No importa cuánto se gane, nunca es lo suficiente, los dueños del Mercado, los Bancos y los gobiernos, cualquiera que sea y del partido que sea, se encargan de que esta situación siga por siempre así. Por siempre, por siempre, amén…
Pasa a la tercera de parte de esta impresionante historia: https://serenisima.com.do/la-mujer-en-el-teatro-parte-iii-delta-soto/