Por Venecia Joaquín|
Siempre que visito Suiza, acompaño a mi hermana Paula y su esposo Heinz, al Club de Golf a que pertenecen en esa bella nación. Se empeñan en que aprenda esa actividad deportiva, tomando clases mientras ellos participan en competencias. En su confortable vehículo nos desplazamos desde su hogar al club. A ambos lados del trayecto, los paisajes provocan suspiros.
Mi mirada se pierde entre montañas, praderas y valles hermosos, lleno de verdor, bien cuidados y cultivados. Trigos, girasoles, todo tipo de árboles y flores se observan por doquier. La naturaleza luce espléndida, como un solo prado, pues los campesinos cultivan los predios y no ponen cerca. Los lagos exhiben sus aguas limpias y serenas. Indiscutiblemente, Suiza es como un bello jardín… hermoso, ordenado, limpia, una nación sin ruidos donde respetan las leyes.
Un kilómetro antes de llegar al Club, nos detuvimos en un lugar que decía “Fleur” (flores). Un amplio campo sembrado de flores, donde mi hermana suele comprarlas para decorar su hogar. No hay nadie para venderla ni cobrar ni supervisar. Es autoservicio. A la entrada hay una mesa. Sobre ella un jarrón con cuchillos de sierras para cortar las flores y cintas para atarlas. Al lado, un zafacón de basuras y un buzón para colocar el dinero, luego que el cliente determine el monto a pagar.
Decidí probar el sistema, comprando flores. Tomé un cuchillo y caminé en el jardín observando los diferentes tipos. Todas bellísimas. En cada área, el precio correspondiente. Por ejemplo, una rosa cuesta un franco. Corté las que me interesaban. Tiré en el zafacón las hojas y ramas inservibles. Determiné el precio y deposité los francos en el buzón. Con una cinta amarilla, amarré mi ramo. Precioso. Nadie me vio ni supervisó. Subí al auto.
Mientras seguíamos rumbo al Club de Golf, envueltos en el bello paisaje, mi mente voló a mi patria ¿Cómo funcionará allá durante una hora este auto servicio de flores o de vegetales que también hay, sin ser supervisado? ¿Qué sucederá con los utensilios en ese lapso de tiempo? En fin, pase lo que pase, no somos suizos.