[Por Francia de Pérez]
Aunque ya tenía mi pequeña empresa, llamada Empresas de Sol, (1985-1994) me mantenía alejada de las agrupaciones de mujeres, y no fue hasta que recibí una llamada de la Dra. Josefina Espaillat Nanita, pionera de las asociaciones de mujeres en el país, para motivarme a ser parte de la Asociación Nacional de Mujeres Ejecutivas y Profesionales, ANMEPRO, de la cual ella fue su fundadora y presidenta, por lo que me incliné de inmediato a ser parte de la misma. Estamos hablando del principio de los años 90.
Mi participación implicaba la misión de llevar a cabo un programa de capacitación a un grupo de jóvenes de Cristo Rey, en Cenadarte, Centro Nacional de Artesanías del país. De 50 que estaban dentro del programa graduamos 23 jóvenes como artesanos. Fueron dos años de dedicación a este particular proyecto. Gracias a la Dra. Espaillat sé me prendió la chispa asociativa y de ser totalmente ajena a las asociaciones de mujeres inicié mi incursión en ellas, (no existían, específicamente asociaciones de mujeres empresarias, dueñas de sus negocios, en ese momento).
Hoy reconozco que a pesar de las diferencias que se generan por los intereses particulares, no institucionales, y a veces lo difícil de lograr consenso en los planteamientos y toma de decisión a favor de la institución, y la apatía en hacer presencia, he llegado a la conclusión que las asociaciones llenan un cometido importante para la mujer, especialmente la mujer de hoy.
Para la mujer activa, productiva, consciente de que es parte fundamental de la sociedad en que vive y el sector donde se desarrolla, las asociaciones juegan un papel preponderante porque son una fuente de adquisición de valores como: la amistad, el trabajo voluntario y el sentido de solidaridad , entre otros. Por otro lado las asociaciones ofrecen una serie de cursos, charlas y conferencias para la capacitación en aquellas áreas en que la mujer, en este caso la mujer empresaria, necesitase para mantenerse al día sobre las nuevas tecnologías y como contar con nuevas herramientas para el mejor manejo de su empresa o negocio.
Fue por medio de la Asociación para el Desarrollo de las Artesanías con sede en Madrid, España que tuve la oportunidad de realizar un curso sobre la comercialización de las artesanías, en Tenerife, Islas Canarias, lo que hizo que mis conocimientos sobre el manejo de mi negocio fuera más exitoso. Luego, un grupo de empresarias, entre ellas yo, decidimos crear la Asociación Dominicana de Mujeres Empresarias, ADME, llenando así un espacio importante para la mujer dueña de negocio. Tuve el privilegio de ser parte fundamental de la misma junto a mis amigas: Mildred J. de Sánchez, Genarina Pérez de Franco, Elisa Morató, Carmen Domínguez y Emma Valois. Fui 1ra., vice-presidenta de la Asociación para luego ser presidenta y ahora asesora, como pasada presidenta.
Por lo que concluyo: Es importante ser parte de una asociación con una visión clara de sus objetivos y del lugar que debe tener en la sociedad, para beneficio de sus socias y de la comunidad, como es la Asociación Dominicana de Mujeres Empresaria, ADME.
Sobre las asociaciones: Definición
-Las Asociaciones Empresariales podrían definirse como organizaciones de carácter privado basadas en acuerdos entre empresas o empresarios miembros que se unen formal y públicamente para promover el logro de condiciones favorables para el conjunto, para apoyarse entre ellas y para defender intereses comunes en un campo-