Por Rosa Roa de López|

Los orígenes del feminismo como movimiento colectivo de mujeres hay que situarlo en los albores de la Revolución Francesa. Constituye un movimiento social y político que supone la toma de conciencia de las mujeres como colectivo humano, de la dominación de que han sido  objeto por parte de los hombres.

Es una corriente crítica de pensamiento social y político, que trata de superar la situación de subordinación y sometimiento de las mujeres y que propone un nuevo modelo de sociedad basado en la igualdad real entre hombres y mujeres.

El feminismo lucha para que se igualen los derechos de las mujeres a los de los hombres, y, al mismo tiempo, por el reconocimiento y cumplimiento de derechos propios de las mujeres.

Para las autoras españolas,  Luz Martínez y Rosa Escapa, «todos los enfoques del feminismo tienen en común la voluntad de defensa y de promoción de las mujeres».

En efecto, hay una base común en el feminismo: cuestionar las estructuras sociales vigentes y poner en entredicho los valores y prácticas del sistema patriarcal. Pero, a partir de ahí, lo más correcto es hablar de movimientos feministas, ya que no hay un único modelo de feminismo y sí diferentes maneras de expresar esta opción.

A lo largo de la historia se han identificado tres “olas” del Movimiento Feminista. A continuación describimos brevemente cada una de ellas.

  1. La primera se corresponde al feminismo anglosajón del siglo XIX y principios del XX , muy concretado en el derecho al sufragio universal, y el derecho a la educación de la mujer.
  2. 2. La segunda ‘ola’ se corresponde al Movimiento de liberación de la Mujer de comienzos de los años 60 hasta los años 90, centrado en aspectos como la incorporación de derechos relacionados con la vida familiar.
  3. 3. La tercera ‘ola’, la actual, incorpora la Lucha contra el acoso sexual y la violencia de género y se caracteriza por su dimensión más global.