Experiencia Gastronómica en la ciudad New York
Por Francia de Pérez
No existen vacaciones disfrutables en New York sin un paseo por los restaurantes para degustar sus platos. Y tengo que remontarme al inicio de la gastronomía, ingesta necesaria y delicia para el paladar, de todo el que gusta compartir un momento de placer culinario.
-La gastronomía es el estudio de la alimentación del hombre y su medio ambiente o entorno. Desde que el hombre vivía en las cavernas, por necesidad fisiológica tenía que alimentase y buscaba para ello lo que su entorno le ofrecía, la caza era importante en ese momento, la comían sin cocción.
No fue hasta el descubrimiento del fuego que se comenzó a cocer los alimentos en su modalidad de asado. Después que los alimentos empiezan a cocerse es que se da inicio a la socialización.
Las costumbres en la mesa estaban muy lejos de las que son hoy día, la etiqueta y protocolo en la antigüedad no incluían la participación de la mujer a la hora de sentarse a la mesa. Al principio los hombres se recostaban en la mesa y comían con la mano derecha y luego, cuando la mujer llegó a sentarse, era separada de los hombres-.
Como nota a resaltar ¡Carlomagno fue el primer rey cristiano que sentó a la mujer en la mesa!
Experiencia
Cada vez que Ellis y yo hemos tenido la oportunidad de viajar fuera del país, ya sea por un viaje de trabajo o por simples vacaciones, tratamos de disfrutar de una buena y exquisita comida, y buscamos siempre los mejores restaurantes, que ofrezcan un buen menú que esté dentro de nuestro presupuesto.
En el caso de la experiencia en New York, donde hemos ido por diferentes razones casi todos los años, la Gran Ciudad ofrece una gama enorme de bares y restaurantes de todo tipo. Tienes la oportunidad de seleccionar el lugar que más y mejor te inspire para comer.
Si tienes preferencia por sitios de calidad y un gusto por la buena comida y el buen vino, de seguro que encontrarás ese lugar especial en NY.
Tuvimos la experiencia con uno de los restaurantes gourmet favoritos hoy en día. Hace varios años que conocemos de este sitio que lleva por nombre “Per se”. Tratamos una y otra vez de conseguir la reserva y para ello había que solicitarla varios meses por adelantado. Siempre lo intentábamos y no lo lográbamos, hasta que mi esposo Ellis decidió ir personalmente y por coincidencia estaba el que nos pareció era el Gerente.
Le explicamos nuestra odisea y lo pensó un momento, mientras conversábamos. Nos dijo: espérenme unos minutos. Cuando regresó nos dijo: «los podemos acomodar».
Nos dio la fecha, que era dos días más tarde. Esta maravillosa experiencia la compartimos con nuestro hijo mayor Ellis Jr., y su esposa Jessica.
En un ambiente de finura, un recibimiento de cortesía y buen trato, fuimos ubicados en nuestra mesa por la anfitriona, ubicada en una de las locaciones mejores del restaurante, con vista al Columbus Circle y el Parque Central.
Como costumbre en todos los restaurantes del mundo, lo primero que te ofrecen es agua, natural o gaseosa, luego te traen el menú. En nuestro caso siempre ordenamos un aperitivo mientras le echamos una mirada al menú. Una modalidad que se usa hoy es ponerle el precio general a una oferta en particular, sin incluir el vino que acompañará tu comida.
En el caso de este restaurante, ofrecen dos menús conformados por dos diferentes ofertas, pero ambas de nueve cursos: uno especial del Chef y otro de vegetales, lo que distingue a éste exquisito restaurante.
Otro aspecto a tomar en cuenta fue que tenían tres tandas para la cena, una comenzaba a las 5:30 p.m. y la última a las 10:00 p.m.
Iniciamos nuestra experiencia con el primer tiempo. Debo señalar que las porciones eran pequeñas, naturalmente, dado que con nueve cursos por degustar, por supuesto te vas a sentir satisfecho y lleno de dopamina.
Un buen vino siempre debe acompañar estas delicias y claro, los jóvenes mozos que nos atendieron, quienes eran de diferentes nacionalidades, ipso facto, te traen el menú de vinos.
Ellos siempre estuvieron atentos a cualquier señal que pudiesen notar que les llamara la atención de nosotros, para con mucha formalidad servirnos.
Pasamos dos hora y media en una cena gourmet, degustando cada plato de un sabor exquisito y con una presentación de primera.
¡Tremenda experiencia!