Por Venecia Joaquín|

Si amamos la Patria debemos cuidar su esencia, los valores morales, ¡el alma de la nación! No es cuestión de concentrarse en lo material, que es pasajero, el énfasis debe ser en lo espiritual, que es fundamental. Abogar por la justicia social, la honradez, libertad, el respeto.

Si cada persona esgrimiera esos principios en el pequeño jardín que es su núcleo familiar, lograríamos hacer de la sociedad un bello vergel.

La ambición sin medida, el afán de lucro y poder, la inmigración ilegal para facilitar mano de obra barata a ricos, el enriquecimiento ilícito, la impunidad, entre otros, son plagas que destruyen silenciosamente las raíces de los pueblos, acaban con las mejores siembras, arremeten contra el alma de la nación y la soberanía. Debemos despejar el ambiente de esos antivalores. Conducen a perder el equilibrio, la dignidad, la paz. Son venenos que deforman la juventud y esclavizan la patria.

Perder la soberanía no es solamente que sea ocupada o influida por extranjeros sino también que sea afectada por el comején de la corrupción.

Perder la soberanía es tener jueces, legisladores y funcionarios, usando el poder para ayudar intereses particulares, protegiendo los que empobrecen el pueblo, motivando con sus actuaciones, a ir tras el dinero fácil.

Defender la nación es sacar esos gusanos que invaden las estructuras de las instituciones. Los Padres de la Patria, por ejemplo, independizaron el país de otra nación y los héroes del 30 de mayo, nos liberaron de un dictador que lo manejaba como su propiedad privada.

¿Qué esta sucediendo ahora? Estos sacrificios de hombres valientes, caen en el vacío. No se ha puesto la base estructural adecuada para evitar la recaída. Necesitamos firmes valores cívicos y morales protegidos por leyes y jueces insobornables, que no retuerzan su aplicación. Fue penoso que sepultaran los principios de Bosch.

Debemos exhortar la población a sacar la fuerza interior necesaria para combatir los males. ¡Urge reflexionar sobre el hijo de Dios, sacando los mercaderes del templo!!

Lamentablemente, algunos líderes con vacíos en su formación, débiles de espíritus, se apartan del camino del bien. Hacen alarde de su poder, comprando conciencias y exhibiendo obras materiales. Son sus grandes logros y peor aun, lo utilizan para esclavizar y doblegar voluntades, humillando la gente.

¿Qué podemos hacer? Sacarlos del escenario. Procede proteger, fabricar o desenterrar líderes, que con firmeza y coraje, sean capaces de trabajar por el bien común, enseñando a la población a ser honesta y feliz.