Por Patricia de Marchena Kaluche
Recuerdo ver a mi abuela materna, inmersa en la cocina, por horas, en preparación de las delicias que desde pequeña me acostumbraron a degustar, por las raíces árabes de mi familia.
La gastronomía árabe es la fusión de una combinación de culturas, debido al espíritu nómada de sus pueblos por la dificultad para la siembra, ya que provienen de la Península Arábiga, región desértica.
Es una mezcla equilibrada en sabores, aromas, texturas de la cocina Mediterránea y la cocina Hindú, de ahí el uso de las diferentes especias, semillas, granos, tan predominantes en la misma, convirtiéndola en una gastronomía totalmente exótica y explosiva para nuestro paladar.
Aunque varía en forma de preparación, según la región de donde provenga, básicamente se utilizan los mismos elementos para crear esos ricos platos, conocidos mundialmente, que han hecho de la gastronomía árabe una de las más suculentas y preferidas en el mundo.
Para el árabe, recibir a un invitado es honrarlo, es hospitalidad y es símbolo de banquete, de mucha variedad y abundancia de comida, tema que es peculiar en su idiosincrasia.
Elementos comunes como la menta, canela, curry, ajo, cúrcuma, malagueta, couscous, yogurt, dátiles, nueces, cordero como carne principal, muy acostumbrado a servirse con pan ácimo (sin levadura), hierbas amargas y salsa Charoset (frutas secas maceradas en vino y especias) conocida desde la época de Jesús.
Como vegetales preferidos emplean las cebollas, berenjenas y pepinos, son utilizados para crear platos maravillosos, tales como : Tabuleh (Tipile), Kibbeh (Quipe), Falafel, Tajín, Babaganoush o Mutabal (Berenjenas asadas con crema de ajonjolí), Dolma (los famosos rellenos en hojas de uva de parra), Malfoof (rellenos de repollo con carne y arroz), Hummus (garbanzo con crema de ajonjolí), Shawarma, etc.
En el área de dulces elaboran el tan conocido Baklava (mil hojas con nueces), Mamul, Harisa, entre otros que han sido tomados por nuestra cultura y ligeramente modificados de acuerdo a nuestros ingredientes mas tangibles y a ese sabor dominicano que no dejamos de darle a todo alimento que pase por nuestras manos. El Arak como bebida emblemática, hecho de la uva con un anisado perfecto para degustar puro o mezclado con agua, lo que le hace tomar un color lechoso.
No existe un grupo de emigrantes que dentro de su mochila de cultura no lleve consigo los platos típicos de su país o región. Este definitivamente, es el caso del árabe, quien lleva con orgullo su sello personal donde quiera que vaya.
Restaurantes de comida Árabe en República Dominicana
En nuestro país, tenemos la suerte de contar con árabes de cuna, de las diferentes regiones, sobre todo de Líbano, Siria y Palestina que han dedicado sus vidas a darle placer y gusto a nuestro paladar con los exquisitos sabores de su terruño natal, dedicándose así a la industria de restaurantes.
Tal es el caso de El Tomasco en Santiago de los Caballeros, primer restaurante árabe del país desde 1960. También Alí Baba, La Libanesa, Duma Delicias Árabes, Scherezade, Habibi, Baladí , Badui, Al Barakah, entre otros, quienes presentan como parte de su atractivo, muestra de la gran danza del vientre o baile típico árabe, el Belly Dance.
Si de algo nos enorgullecemos los de raíces árabes es de tener el gusto del buen comer. Recuerdo ver a mi abuela materna, inmersa en la cocina, por horas, en preparación de las delicias que desde pequeña me acostumbraron a degustar, por las raíces árabes de mi familia. Recuerdo los inmensos banquetes que se servían sin ningún motivo específico de celebración, simplemente por compartir, muy acostumbrado por los árabes y donde la comida era el centro de la misma.
Todo giraba alrededor de lo que se iba a preparar y a degustar, y a los cuentos e historia de mi abuelo, de como emigró de su bella tierra natal Nazaret en el año 1913 con la edad de 19 años, el porque tuvo que decir adiós a su familia y emprender una nueva historia de su vida, para llegar al Nuevo Mundo a raíz de la Primera Guerra Mundial.
Generaciones pasan y donde quiera que nos encontremos con un “Baisano” es sinónimo de entablar conversaciones que fácilmente fluyen con el término gastronómico. El árabe trabaja para vivir, no vive para trabajar. Esto le hace ser una persona feliz que disfruta a plenitud de los buenos sabores de la vida, de una buena mesa, variada y apetecible, lo que los mantiene de buen humor, dejándose sentir por donde quiera que vayan y marcando sobre todo su Medio Oriente.