Por Fiora Cruz Carretero|
Encargada Cinemateca Dominicana. Desde el principio de los tiempos la mujer fue poderosa. De hecho, se cuenta que cuando no se sabía cómo ocurría el proceso de reproducción, las mujeres eran una especie de diosas, con la misteriosa y mágica capacidad de dar la vida. No se sabía, en aquel tiempo, que el hombre participaba en ese proceso.
Hoy en día, el arte puede sostener de alguna manera esa premisa de que eso de dar vida es un poder mágico, porque damos vida cuando parimos una idea que surge de una necesidad expresiva y la convertimos en algo tangible.
El cine es, para mi, un arte que contiene a todas las otras artes, se nutre y se forma de ellas y como en otros muchos aspectos de la sociedad, aunque nos ha costado esfuerzo, las mujeres hemos dejado importantes huellas. Nuestra mirada, ni mejor, ni peor que la del hombre, pero sí -gracias al Universo- de alguna manera diferente, ha enriquecido el séptimo arte.
Es verdad que en el cine local, la mujer se ha destacado en menor proporción que el hombre, al menos como líder creativa, pero siempre ha estado ahí. En muchas ocasiones hemos sido cabeza de departamentos importantes para que un proyecto cinematográfico se vuelva realidad.
Menciono sólo algunas féminas que han marcado la diferencia en nuestro cine: En la dirección contamos con Leticia Tonos (La Hija Natural, Cristo Rey), quien también escribe y produce, y Laura Amelia Guzmán (Jean Gentil, Carmita); más productoras de peso son Desirée Reyes (Lotoman, Jean Gentil), Kendy Yanoreth (Jaque Mate, Arrobá, Yuniol) y Elsa Turull (¿Quién Manda?); delante cámara, Cheddy García (La Lucha de Ana), Nashla Bogaert (¿Quién manda?) y Julieta Rodríguez (La hija Natural); en el guión la misma Leticia y Cynthia F. Cota (Al sur de la inocencia); Excelentes directoras de arte como Giselle Madera (Cristo Rey, La hija Natural, Trópico de sangre) y Silvia Conde (La maldición del Padre Cardona) han creado los escenarios donde todo ocurre.
Así pudiese mencionar muchas más, porque también hay muchas mujeres haciendo cortometrajes, aportando desde la asistencia de dirección, la continuidad, el montaje, la música, el vestuario, el maquillaje y todos los otros departamentos que se involucran en la creación de nuestros filmes.
Además, más allá de la realización, en estos momentos la mujer ocupa lugares de mucha relevancia en otros procesos y etapas de la industria cinematográfica. Por ejemplo, en la distribución y exhibición de películas, Zumaya Cordero, directora de operaciones de Caribbean Cinemas e Isabel Turull Gerente General de Palacio del Cine; una servidora, quien escribe, ocupa el cargo de directora de la Cinemateca Dominicana; Tanya Valette, cineasta dominicana fue directora de la escuela de cine de San Antonio de los Baños y como si fuera poco, actualmente, el más alto cargo oficial en asuntos cinematográficos, lo ocupa una mujer: Yvette Marichal, nueva Directora General de Cine.
Me quedo corta al hacer la lista de mujeres valiosas para nuestro cine como arte y como industria, pero queda claro que la mujer es sin dudas, una poderosa pieza que aporta a su sostén. El cine está creciendo y nosotras crecemos con él.