[Por Francia de Pérez]
Las asociaciones de mujeres empresarias se percibían hace tiempo como espacios donde las mujeres se reunían para charlar sobre los quehaceres domésticos y el figureo en los periódicos y revistas, sin embargo, detrás de esa imagen señalada por la cultura machistas de nuestro país, incluyen las propias mujeres, las asociaciones en su interior, han sido formadas con una misión definida de trabajar en pro del desarrollo del sector empresarial que agrupa las mujeres emprendedoras en nuestro país.
Estas instituciones han trabajado en desarrollar programas coherentes con las necesidades de su membresía, y han luchado en la búsqueda de unir esfuerzos y voluntades, como empresarias, para convivir con los acontecimientos imperantes locales y mundiales que afectan el sector empresarial donde las mujeres participan y poder fusionar el rol de empresaria con los diferentes roles que ejerce la mujer como el de esposa y madre sin desmedro de ninguno.
Estamos en la era del conocimiento y la mujer empresaria integrantes de estas asociaciones conocen de las dificultades que que existen para iniciar una empresa y que para mantenerla requiere de iniciativa, inversión económica y de recursos humanos, pilares de las micro empresas o negocios, para ser sustentables.
La mujer empresaria enfrenta la disyuntiva de que sin facilidades de crédito y una constante actualización de las tecnologías, la información y la comunicación mas la innovación , es muy difícil sostener una empresa, y más aún mantenerla en el tiempo. Las asociaciones tratan estos temas, a través de encuentros empresariales, charlas y conferencias, sin embargo, nos hace falta lograr el apoyo de organismos nacionales como internacionales para implementar, mayormente, los programas de apoyo a nuestras membresías, en lo que se refiere especialmente a la capacitación.
Debido a estos factores, es importante tener en cuenta que a medida que las diferentes asociaciones trabajen unidas en pro de un objetivo común, más oportunidades habrá de lograr el apoyo de organismo internacional, del propio Estado Dominicano y de ser escuchadas en los estamentos de toma de decisión de nuestro país. Si logramos una dinámica asociativa que dé lugar a la creación de un núcleo empresarial con la capacidad de satisfacer nuestras membresías y al sector en general de las mujeres empresarias, podremos continuar desarrollando el espíritu empresarial y la capacidad emprendedora de la mujer dominicana.