Rosa nos brinda su visión sobre la participación de la mujer especialmente dentro del ámbito político, en el siglo XXI

Por Rosa Roa de López

Las mujeres escriben libros, se hacen sentir en la cátedra universitaria; formamos parte del organigrama social por méritos propios. Recordemos que el Premio Nóbel de Literatura de este año, tiene nombre femenino: Doris Lessing, una británica comprometida con las mujeres y marcada por sus vivencias en África.

En las empresas publicas y privadas, las mujeres desempeñan labores propias de hombres, sin perder su identidad femenina; aunque no devengan igual salario que los hombres.

A la mujer del siglo XXI, le quedan muchos retos por alcanzar, pues debe preservar lo que ha logrado, afrontar lo que queda y denunciar las desventajas que todavía sufre. La Mujer tiene tareas inconclusas, tiene que profundizar las conquistas obtenidas en el plano político, en el espacio de toma de decisiones, como portadora de paz y poseedora de la sensibilidad social que hoy necesitan los seres humanos, para lograr sociedades mas justas para todos(as).

La Mujer dominicana, luego de fuertes luchas y grandes batallas, ha incrementado su participación en la política; contando con diversos instrumentos: la IV Conferencia Mundial sobre la mujer, realizada en Beijing en 1995 y que aparece como el vértice de confluencia de todas las problemáticas tratadas en eventos anteriores y que produjo una plataforma Mundial de Acción que contiene propuestas especificas para garantizar a la mujer igualdad de acceso y plena participación en las estructuras de poder y en la adopción de toma de decisiones. De igual manera, la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de la mujer, son parte de los Objetivos de Desarrollo del Milenio internacionalmente acordados.

Contamos además, con instancias dentro del Estado Dominicano para la promoción y desarrollo de la mujer, como es la Secretaria de Estado de la Mujer, una cuota de 33% para los cargos municipales y congresionales, una forma de mejorar la representatividad del sistema democrático.

Los países escandinavos, fueron los primeros en establecer la Cuota de Participación política de mujeres. En América Latina, Argentina inicio este sistema en 1991 y La Republica Dominicana la aprobó en 1997.

Veamos el efecto producido por la Cuota: en 1990 el promedio de mujeres en las cámaras bajas de América Latina era de 9%, para el 2002 el 15% y en la actualidad se ubica en un 17%.

En nuestro país, en las elecciones del 2006, las mujeres alcanzaron 19.6% de las posiciones en la Cámara de Diputados y 27.2% en las regidurías. En el Senado, donde no se aplica la cuota, la representación femenina es sólo 6.2%. La municipalidad cuenta con una masa importante femenina, que esperamos aumente, pues nada justifica una débil presencia de las mujeres en los espacios políticos, cuando todos los indicadores: educacionales, de conocimientos, de rendimiento y productividad indican que las mujeres tienen tanta o más capacidad que los compañeros varones.

Un estudio de la Fundación DEMUCA y de la Agencia Española de Cooperación Internacional, titulado “Políticas Publicas de Genero en los gobiernos locales de Centroamérica y República Dominicana”, revela que en América Latina solo el 4.8% de los municipios son dirigidos por mujeres y que en República Dominicana llega a un 8%, cifra considerablemente inferior a la de los cabildos dirigidos por hombres.

Sin dudas la Ley de Cuotas, es un mecanismo que garantiza la participación de las mujeres en las listas de elección popular, a pesar que en Republica Dominicana, la creación de las Circunscripciones Electorales, a frenado en gran medida el aumento de mujeres en estas instancias.

A nivel internacional, en lo referente a Mujeres Jefas de Estado y de Gobierno y Primeras Ministras, es interesante hacer un pequeño recuento de lo que ha sido el acceso de la mujer a estas instancias;

La primera generación de mujeres “de poder”, la encabeza Gandhi, junto a las míticas Golda Meir, Benazir Bhutto y Margaret Thatcher, mujeres de caracteres fuertes y autoritarios.

Hasta los años 90 el femenino era generalmente un poder delegado, mujeres poderosas por ser «hijas de» o «esposas de». Hay ejemplos de influencia (no de poder) femenino. Sobresale la emblemática Eva Duarte de Perón, con su indiscutible liderazgo, la hija del dictador colombiano Gustavo Rojas Pinilla, María Eugenia Rojas de Moreno o la esposa del dictador peruano Manuel Odría, María Delgado de Odría, todas, al frente de programas sociales clientelares.

En Centroamérica todo el mundo recuerda la presidencia en los años 90 de Violeta Barrios de Chamorro, esposa del asesinado Pedro Joaquín Chamorro o Mireya Moscoso que se vio catapultada a finales de los 90 a la presidencia de Panamá por ser esposa del caudillo Arnulfo Arias.

Ahora, diez años después, Rosario Murillo quien lidera los CPC, creados por su esposo Daniel Ortega, una especie de comités revolucionarios; su marido le reconoció su poder recientemente cuando dijo: «Rosario Murillo ejerce la función de Ministro de la Presidencia de la República de Nicaragua».

Hoy en el siglo XXI, tenemos una nueva generación de mujeres de “poder”, con el gran merito de romper con la tradicional presencia de hombres en el poder, echan atrás el viejo mito de que las mujeres gobiernan de forma diferente a los hombres; demostrando que hombres y mujeres cuentan con iguales capacidades y habilidades.

Las actuales lideres poseen buena formación intelectual y están bien preparadas (no como Evita o Isabelita), tienen casi todas un liderazgo propio (Bachelet, Dilma Roussef ) y no heredado, así como unos serios currículo que les respaldan.

Veamos a las mujeres jefas de gobierno o de Estado que tienen hoy en sus manos el destino de sus países:

Argentina

Cristina Fernández de Kirchner es la primera presidenta electa argentina.

India

Pratibha Patil fue elegida en julio de 2007 presidenta de India, siendo la primera mujer que ocupa tal cargo en ese país. El Poder Ejecutivo corresponde al primer ministro, pero el jefe del Estado tiene una cierta influencia en la formación de los gobiernos a nivel nacional y local.

Chile

Michelle Bachelet, electa en enero de 2006, tomó sus funciones en marzo del mismo año, convirtiéndose en la primera mujer elegida a la cabeza del Estado por sufragio universal en Chile y en Sudamérica.

Liberia

Ellen Johnson Sirleaf, primera mujer elegida presidenta en África, prestó juramento en enero de 2006 para un mandato de seis años después de ganar las elecciones presidenciales de Liberia en noviembre de 2005.

Finlandia

Tarja Halonen fue elegida en febrero de 2000, convirtiéndose en la primera mujer presidenta en la historia del país. Renovó su cargo en marzo de 2006.

Filipinas

En enero del 2001, la vicepresidenta Gloria Arroyo fue nombrada jefa de Estado en sustitución del presidente Joseph Estrada, destituido por corrupción.

Irlanda

Mary McAleese fue elegida en octubre de 1997 presidenta de la República, cargo en el que fue reelegida el 1 de octubre del 2004. Micheline Calmy-Rey, la ministra suiza de Relaciones Exteriores fue elegida en diciembre de 2006 por el Parlamento federal presidenta de la Confederación helvética.

Alemania

Angela Merkel, elegida en noviembre de 2005 canciller, es la primera mujer en acceder a esa función en la historia del país.

Nueva Zelanda

Helen Clark sucedió, en diciembre de 1999, en el cargo de jefa de Gobierno a Jenny Shipley, primera mujer que ocupó el cargo de primer ministro.

Corea del Sur

Han Myung-sook fue nombrada en marzo de 2006 primera ministra.

Mozambique

Luisa Diogo es primera ministra desde febrero de 2004.

Este listado de excelente y capaces mujeres, comprueba que, en todas las civilizaciones y continentes, el estatuto de la mujer esta evolucionando y nos resulta grato, que el poder, ya no es un privilegio exclusivo de hombres, es posible apostar a que estas elegidas no se quedaran mucho tiempo solas. Vamos a asistir a una irrupción de las mujeres en la esfera politica. El mundo político masculino ya no es sinónimo de buen gobierno. Todo es posible para las mujeres; estamos ante un cambio en el equilibrio del poder, en que finalmente se reconocerá a las mujeres como iguales y como dirigentes.

En la Republica Dominicana, hemos logrado importantes avances, pero el progreso hacia el objetivo de la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de la mujer sigue claramente retrasado.

En nuestro país mas mujeres deben participar en política, mas mujeres deben ocupar posiciones de poder en los organismos de alto nivel de nuestros partidos, tenemos que convertirnos en una masa critica que haga variar el rumbo de las cosas, recordemos que, la participación de la mujer en la toma de decisiones es una exigencia democrática y de justicia social que debe catalogarse como prioritaria si se quieren alcanzar los objetivos de igualdad, desarrollo y paz.

Finalmente, cuando expertos internacionales vaticinaron que el siglo XXI, tendría su impronta en un nuevo patrón de relación hombre/mujer, estaban en lo cierto. Hoy, hombres y mujeres comenzamos a trabajar juntos para lograr el desarrollo social, económico y político de nuestros pueblos, asegurando la construcción de la equidad social y una era de paz para todos los seres humanos.