Honrar al padre responsable y formado en valores es una muestra de agradecimiento por los hijos.

[Por Francia de Pérez]

Esta reflexión a lo mejor debería ser escrito por un hijo o una hija nuestro, pero el rol de hijo o hija, por naturaleza, nos toca a todos, si hemos nacido y estamos vivos para poder referirnos  a rol de padre y a la importancia que tiene dentro del seno familiar.

Tengo la vivencia de poder comparar lo que es un padre responsable y ejemplo de integridad para los hijos e hijas, dado que puedo referirme, ya en mi recuerdo, al comportamiento de mi padre hacia nosotros, los hijos que engendró con mi mamá.

A pesar que a mi recuerdo llegan imágenes y momentos fugaces de orar antes de iniciar cualquiera de las comidas o ponernos a escuchar el Santo Rosario, diariamente, momentos que de perdurar hubieran fortalecido nuestra relación. Esos momentos, como dije, fueron muy fugaces, ya que un día desapareció y jamás volví a verlo.

Es decir, fuimos criados por mi madre, que luchó como pudo contra todas las carencias y adversidades que se les presentaron. Le doy gracias a Dios que pude desarrollar valores que me formaron y prácticamente me dieron la zapata que hoy me sostiene.

Conocí a mi esposo siendo muy jovencita y nos casamos seis meses después de volvernos a encontrar y eso hace ya 53 años.

En todos estos años he convivido con el hombre-esposo-padre, quien ha sido, en cada rol, un hombre dedicado porque siempre deseó crear una familia desde muy joven, y por lo que dejó una carrera fuera del país para consolidar tanto su deseo de progreso económico como familiar.

Como padre y proveedor ha sido siempre responsable, pendiente que siempre a sus hijos les estuviera cubiertas las necesidades esenciales de vida como es el cuido, la alimentación y la educación.

Como padre, siempre ha estado presente en cada momento, desde que nacieron, a pesar de tener responsabilidades de trabajo que lo alejaban algún tiempo del hogar, pero siempre en los momentos más importantes de la vida de ellos, su presencia nunca faltaba.

A medida que se crece, que se entra en la adultez, se comprende mejor que hay muchas maneras de mostrar o de dar amor; el amor que te da seguridad, que te quita los miedos, el amor que se transmite cuando eres una persona íntegra, con un comportamiento dentro de lo moral y lo ético, para ser ejemplo a seguir por tus hijos. Que nunca deja de ser soporte, consejero para guiarlos en la vida, con su ejemplo en su accionar y su mensaje positivo constante.

El padre responsable y formado en valores nunca se aleja de su hogar y de sus hijos, porque sabe el valor de su presencia, el valor de su guía, del calor humano como padre que transmite cuando se acerca y da una palmada, un abrazo o un apretón de manos. Solo su presencia hace desarrollar en los hijos un sentimiento de seguridad, de hogar.  

Ese es el padre de ayer y de hoy que es mi esposo Ellis, padre de mis tres hijos; Ellis Jr. Carlos Ant., y Aline Isabel. Ellos valoran  lo que es tener un padre como él, que yo como esposa y madre doy testimonio de la gran alma que existe en su ser.